Tajine Marrock'n'Roll


 Los que son ancianos y los que son jóvenes
 todos corren un tiempo en pos de su deseo.
 Este viejo universo para nadie permanecerá:
 se fueron y nos vamos, otros vendrán y partirán.
Omar Jayyam, en  sus Rubayat (1048-1131) 



  Todavía late frescura en los rubaí de Omar Jayyam y esta dicotomía milenaria sigue vigente. Los habitantes de todas las latitudes posibles contemplan la convivencia armónica entre las ruinas y las pulcras playas, las praderas, entre la decrepitud de los ancianos y la lúcida adolescencia brotando a flor de piel. Conviven los abuelos con sus nietos, los padres con sus hijos y sería una agónica como vil perversión querer sembrar cimientos para un muro generacional entre ambos, más en la rueda del tiempo eterno. Los platos y la cocina tienen un metabolismo capaz de captar el episodio temporal de nuestra existencia. Son catalejos de la Historia. Sus sabores y aromas, su mestizaje, la metamorfosis propia en la cual sucumben y quedan selladas en los libros de cocina nos dan una idea aproximada de nuestras vivencias en el largo transcurso del tiempo. No ajeno a la crisis económica cuyos latigazos azotan hasta hacer temblar nuestras aceras día tras día, me centro más en los acontecimientos más esperanzadores que se siembran y florecen en incertidumbre a nuestros costados. Concretamente me fascina y me atrapa todo aquello que tenga que ver con la Primavera árabe, aquella que, casi arrinconado al abyecto olvido fue quien marcó y enseñó a los europeos la ruta a seguir con movimientos como el movimiento de la plaza Tahrir (Egipto) o el movimiento 20-F (Marruecos). Una vez más, la Historia ha sido injusta con sus héroes y hoy el 15-M oculta a los verdaderos autores, la auténtica fuga de escape de esta atávico tapón de las vetustas instituciones que nos aterran con sus telediarios. Ante el espejismo y el olvido, presento hoy un plato donde el aprendizaje vuelve a los fogones con la mano del mundo árabe. Ante los tópicos y los espejos rompo una lanza y les presento un mundo jovial, enriquecedor, inflado de esperanzas. Y, si se dan cuenta, los platos hablan por sí mismos y constatan el hecho que, entre las diferentes culturas, tenemos más en común de lo que uno se labra en su famélico metabolismo intelectual. 



Este suculento plato popular, gestado durante siglos por toda la zona del Magreb, es más bien conocido como Tajinee de Pollo. Pero, ¿qué pasa si les comento que hoy en día este plato heredado de los ancestros se puede zampar con papas fritas, al más estilo clásico del Fast-Food que ciega a nuestros más jóvenes, a las generaciones venideras? Pues sí, sobre todo en épocas del Ramadán considero que este plato energético -y nunca mejor dicho- es lo más apropiado para recargar las pilas tras un angustioso ayuno diurno, para sentarse con el crepúsculo sellado y la mirada babeando un anhelo por silenciar las plegarias del estómago. 

Tajine Marrock'n'Roll

Ingredientes: 
  • 2 pechugas de pollo
  • 3 dientes de ajo
  • 1 cebolla pequeña o media
  • Perejil y cilantro (también lo puedes suplantar por Albahaca, que le da un aroma menos intenso)
  • Curry
  • Comino
  • Sal
  • Ras-el Hanout (Mezcla de especias)
  • Medio limón y un poco de cáscara
  • Nueces
  • Aceitunas negras
  • Ciruelas pasas
  • Tomate troceado (en lata)
  • Papas (3 grandes)
  • Aceite de oliva virgen extra

Nivel: Para Fraggles con buen gusto musical



Elaboración:

En sintonía con el título de nuestro plato les he propuesto el tema de este grupo marroquí rebelde, desmelenado que se llama Hoba Hoba Spirit y que fue también una de las voces más importantes durante los movimientos ciudadanos del 20-F en Marruecos. Suenan ya las cuerdas metálicas, esa voz desapegada de Réda Allali. Sí, es Marock'n'Roll y nos ponemos a preparar este plato un día antes. Hemos traído de la carnicería árabe dos pechugas de pollo y ahora preparamos el adobo. En una batidora o en un amplio cuenco, vertemos un pequeño manojo de perejil y otro de cilantro. También añadimos 3 dientes de ajo, una pequeña cebolla, el zumo de medio limón y una rodaja del mismo. A continuación metemos un buen puñado de nueces peladas, 3 ciruelas pasas y las especias que darán alma a nuestras pechugas: un pizco de comino, una cucharadita de curry, otro de Ras-el Hanout, un poco de sal y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Trituramos todo muy bien, como lo hace Hoba Hoba Spirit con el Rock, el Blues, el Reggae, el Chaabi y el Gwana. Si vemos que queda muy seco añadimos algo de agua hasta conseguir una pasta. Seguidamente lo untamos en nuestras dos pechugas de pollo y lo introducimos en la nevera para poder devorarlo al día siguiente. 




Cuando el hambre nos inserta una cuchillada en el estómago, haces que suene el Gwana Blues. Extraes de la nevera las dos pechugas de pollo que has tenido resguardadas bajo un papel film. Pero, ¡que no se te olviden las papas fritas! Así que lavas bien dos o tres papas bien grandes, las pelas y las troceas en barritas para freírlas en abundante aceite de oliva virgen extra. Mientras el aceite se calienta, tú ya comienzas a calentar la tajine (un recipiente de barro propio del Magreb que se puede conseguir por 10 euros). Ojo, si es la primera vez que vas a emplear este recipiente, lávalo y sécalo bien y, después, exponlo al fuego de tal manera que no se resquebraje (subiendo la llama poco a poco). En ella viertes algo de aceite y cuando esté caliente añades las pechugas de pollo que has troceado, más el resto del adobo que sobra. Emergen todos los sabores y tus orificios nasales hacen que pierdas el equilibrio cuando percibes la frescura del limón y la tierna llama candente de las especias. Lo doras bien y bajas un poco el fuego. Mientras, no pierdas de vista las papas fritas. Ya se están friendo y en tu ordenador ya suena Wakel Chareb Na3ess. Cabeceando un ritmo pegadizo viertes a la tajine una lata de tomate troceado y lo remueves. A continuación también le brindas un puñado de aceitunas negras (si pueden ser frescas, del mercado, mejor que mejor) y unas 3-4 ciruelas que endulzarán el plato de una manera magistral. Ya, removiéndolo todo, se desprende un aroma mediterráneo donde se mezcla  la tierra seca del desierto y un frescor mágico e inexplicable. ¿Florecen en el desierto utopías, rosas? Suena Dark Bendir Army y crees que sí. Podemos estar en el desierto, desalmado, derrotados, silenciados, abandonados, pero este plato salvará a la humanidad. Dejas que todo se cueza bien y, cuando esté listo, tapas el tajine para dejar que los aromas se fundan  unos 5 minutos. Por último, extraes las papas fritas, las salvas del aceite con algo de ayuda de un papel secante, sazonas y lo añades al tajine de pollo. 

Y como dicen en el mundo de las mil y una maravillas: Sajten! 


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